ASÍ
SE LO CUENTO
Autor: Kevin Contreras
“Una Honduras sin educación ni salud pública”
Después
del Golpe de Estado en 2009 y donde el oficialismo tomó el poder del país,
siendo denunciados en los dos procesos electorales por la Oposición hondureña
de cometer Fraude Electoral, Honduras se fue arriba con los índices de pobreza,
donde la clase media prácticamente quedó abolida, quedando así la clase alta,
clase baja, y clase baja baja.
Desde
que el Partido Nacional de Honduras tomó las riendas del Estado, varios
sectores comenzaron a denunciar que este ente político comenzaría a privatizar
las instituciones que pertenecen al pueblo, a su paso, esas denuncias
comenzaron a verse reflejadas como pasó con la ENEE que es una de las
instituciones más recientes en desaparecer.
Los
docentes y médicos han venido poniendo en alerta a la población de las
intenciones del gobierno con políticas Neoliberales. El Congreso Nacional a través
de los diputados del Partido de gobierno, Alianza Patriótica y Democracia
Cristiana aprobaron la ley denominada por muchos “masacre laboral”, donde además
de encaminar a privatizar estos dos entes, abre las puertas a despidos masivos
como está sucediendo en INFOP.
En
el artículo 1, numeral 4 de la “ley de Reestructuración y Transformación Presupuestaria”
de las Secretarias de Estado en los despachos de Educación y Salud establece lo
siguiente: “Cumplir con los compromisos salariales adquiridos y pasivo laboral
pendiente de pago”, además, instruye a que se haga “Cualquier otro para lograr”
que se haga una buena implementación del PESE (Plan Estratégico del Sector Educación).
Donde abre paso para el despido masivo de personal.
La
sociedad hondureña que ha sido pacífica y serena ante muchos escenarios donde
se han violentado sus derechos, debe actuar de inmediato para exigir al Poder
Legislativo y Ejecutivo que no ratifique dicha ley, las protestas han surgido nuevamente
a través de las denominadas “marchas de las antorchas”, al igual, se anuncian nuevas acciones por
parte de los médicos y profesores y sabemos que éstos gremios en años
anteriores hacían mover a los gobiernos ante sus demandas, y con la ayuda del
pueblo se podría resucitar la frase dicha en aquel canto popular: “No hay otro
pueblo más macho, que el pueblo catracho, del cual vengo yo”. Los hondureños ya
no deben de seguir pagando las “embarradas” de los que se han repartido el
pastel por más de 8 años. Haciéndoles saber que cuando los de abajo se mueven
los de arriba se tambalean.