domingo, 14 de febrero de 2021

CRÓNICA: "El Niño Qué Perdió Sus Alas"

 CRÓNICA:

AUTOR: 

KEVIN CONTRERAS


CRÓNICA: “EL NIÑO QUÉ PERDIÓ SUS ALAS”

Un día donde todo es “amor y felicidad” para muchas personas, donde expresa su cariño y amor con detalles y demás muestras de afecto. Pero lastimosamente la felicidad no llega para todos. Me disponía darme un día de la amistad conmigo mismo, darme amor, aconsejarme y cuestionarme sobre muchas cosas.

Salí por un café, llevé conmigo un libro y un diario donde escribo muchas cosas, sí, algo infantil que espero algún día esos escritos salgan a la luz para ayudar a más de alguna persona. En el café estaban muchas parejas de amigos, noviazgos y familias; en una mesa yo solo, me coloqué los auriculares y comencé a leer.

De repente mi vista se dirigió hacia la puerta del café, un niño con ojos claros, de estatura baja, piel quemada por el sol, algo despeinado y sudado por el calor reciente que había pasado, con timidez entro al lugar y comenzó mesa por mesa a pedir dinero. Traté de ignorar la acción de las demás personas, pero su vista se dirigió a mí. Me dijo algo, pero no le escuché, retiré mis auriculares y le dije que no le había escuchado que, si me podía repetir, lo cual me repitió “me puede regalar un lempira, es que tengo hambre”.

Mi mente se quedó en blanco por un momento y le pedí que se acercara, le pregunté qué si alguien lo obligaba a ir a pedir dinero y me dijo que no. Le dije “¿Querés hacerme compañía, querés un café?” Me dijo que sí tímidamente, saqué de mi billetera para que fuera por su café, desde mi mesa ví como lo ignoraban por no andar “limpio”, me levanté de la mesa y fui a quitarle el dinero y le dije que se fuera para la mesa y que me esperara allí, inmediatamente me atendieron y le dije a la srita. “El niño anda conmigo”.

Me dirigí nuevamente a la mesa y emocionadamente me dijo “gracias”, dejé por un momento que se tomara su bebida y luego comenzamos a conversar, me dijo que vivía con su mamá, dos hermanos y una hermana mayores a él, su padre y su hermano estaban presos, el papá porque violó a su hermana y el hermano por robar, agachó su cabeza como apenado. Traté de esquivar el tema y le pregunté si estudiaba, a lo cual me dijo “no, y no quiero volver a la escuela, mis compañeros se burlan de mí porque dicen que soy pobre y porque no me baño”.

Volví a preguntarle que por qué salía él a pedir dinero, y me dijo que no quería vivir como vivían con su familia, “a veces me da tristeza porque aguanto frío ya que no tenemos cobijas y nos arropamos con las fundas del mueble. Salgo a las 9:00am y regreso a casa a las 8:00pm” no niego que me indignó, pero no dije nada, él solo miraba hacia abajo.

Nuevamente le pregunté ¿"Qué querés ser cuando seas grande”? su respuesta me quebrantó por completo. Me afirmó que lo único que quería era ser feliz, y que no quería ser nadie, que, aunque fuese solo pudiera ser aseador para tener que comer” ahora fui yo quien bajó su mirada. Me dijo que su granita ya se había acabado y que muchas gracias, solo asentí con mi cabeza porque si le decía algo sabía que podía llorar sin parar. Se levantó y como de película se detuvo en la puerta de vidrio y me dijo adiós, sé que fue con una sonrisa porque sus ojos se achinaron y su mascarilla se movió.

Querido Selvin, escribo estas palabras que quedarán en el aire ya que no pude decírtelo personalmente, puedo en parte comprender tu situación, sin embargo, sé que como vos hay muchos niños y niñas, tenés solo 13 años y es injusto la vida que te tocó.

¡NO TE PROMETO QUE CAMBIARÉ TU VIDA, PERO HARÉ LO POSIBLE PARA COMBATIR EL SISTEMA QUE TE HA CORTADO TUS ALAS!




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